Tú que te muestras inocente, desnudo y puro,
No sabes que en mi mente yo crezco y mudo
Mil sabores ansiando la calidez de tu cuerpo,
Te veo y ardo y me consumo luego
En la gruta oscura de un sendero oscuro.
Tu que atas a mi amistad tus sueños,
No sabes que cae como misterio nuevo
La mañana ingrata que me crea amores,
Y se tiñe el día de adustos colores,
Y se parte el alma como friable huevo.
Ya te amo y miro y el limo me excede,
La lánguida sonrisa que el dolor envuelve,
Y en esa telaraña de tristes colores,
Yace el alma de de quien como amigo no te quiere
Y ruega silente, tu amor de hombre.